Aunque es a Sigmund Freud a quien hay que atribuir la paternidad de la idea del inconsciente y del papel que este mecanismo juega en el desarrollo de la personalidad de cada individuo, lo cierto es que sin la compleja aportación de Carl Gustav Jung, sería difícil haber conducido a esta terapia a las cotas de aceptación que ha alcanzado. Porque no es sino Jung quien consigue, gracias a sus profundos conocimientos de la mitología, las religiones y otras tradiciones ancestrales, dar forma al simbolismo que es la base de toda su teoría psicológica.
La base de todo el pensamiento de este investigador suizo se asienta en la teoría de la personalidad que Carl Gustav Jung se dedicó a desarrollar durante su vida activa. Al igual que su colega Freud, con quien comparte gran parte de sus afirmaciones, Jung defiende que es a través de los sueños como se pueden sacar a la luz y conocer los más ocultos recovecos de nuestro inconsciente.
Probablemente, fueron sus propias experiencias las que ayudaron a conformar esta teoría de la personalidad a Carl Gustav Jung. Uno de los episodios más significativos a este respecto es un sueño que tuvo en el otoño de 1913, en el que una terrible inundación hundía a Europa, ahogando a la mayoría de la población, unas aguas que acababan convertidas en sangre.
Esta visión fue seguida de otras similares que, finalmente, cobraron sentido para Jung cuando en agosto de 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, de devastadoras secuelas para la civilización europea.