Desde que cobraron fuerza las teorías desarrolladas por Freud, el Psicoanálisis se ha convertido en una parte activa y generalizada dentro de las terapias que buscan resolver conflictos personales y de conducta. Siempre controvertida, la figura de Freud y su aportación a la Psicología, bajo la fórmula del Psicoanálisis, merecen, como poco, una explicación sobre sus mecanismos de funcionamiento antes de ser valoradas.
Cuatro son los pilares sobre los que se asienta el Psicoanálisis, según el planteamiento del propio Freud: la asociación libre, la escucha analítica, la transferencia y la interpretación, ambas desarrolladas dentro del marco de confianza y reflexión compartida entre terapeuta y paciente en la que se basa cualquier tratamiento bajo el enfoque del Psicoanálisis.
La asociación libre es, sin duda, un elemento clave del Psicoanálisis porque, a diferencia de la introspección consciente, se trata de que afloren de manera inconsciente durante la sesión. Para ello, es imprescindible crear un ambiente de confianza con el terapeuta en el que el paciente pueda dejarse llevar. Paralelamente el psicoanalista debe mantener una escucha analítica, en la que sea capaz de percibir el detalle y la parte relevante en la misma medida.
Con la transferencia el paciente realiza un desplazamiento, que puede ser positivo o negativo, de una representación a otra. EL terapeuta debe ser capaz de diferenciar cada representación y darle su significación correcta. Aquí entre en juego la interpretación, que es la gran diferencia del Psicoanálisis frente a otras terapias pues, a través de ella se busca abrir un nuevo camino de preguntas y de reflexiones.